Desde los comienzos del cine numerosas productoras han elegido las islas Canarias para sus rodajes. Sin embargo, en la mayor parte de estas películas la narración no se desarrolla en Canarias, de forma que los paisajes insulares se utilizan como sustitutos de los entornos originales. Aunque es conocida la capacidad que tiene el cine para transportarnos a otros lugares, la variedad de paisajes presentes en las islas facilita que la historia se pueda desarrollar en otras latitudes o, incluso, en otros planetas. Las imágenes de este proyecto, que se han tomado en las islas de Fuerteventura, Gran Canaria, Lanzarote y Tenerife; ilustran esta recreación de ambientes tan alejados de la realidad insular. Por otro lado, en algunos casos es posible constatar los cambios que el paso del tiempo o el propio rodaje han producido en el paisaje.