Debido a la propia naturaleza del terreno, el trazado de las carreteras de montaña obliga a realizar desmontes que dejan a la vista capas ocultas bajo la superficie. No cabe duda de que esta parte del paisaje, que la mayor parte de las veces pasa desapercibida, puede llegar a tener una belleza cautivadora. Sin embargo, también nos permite observar cómo la naturaleza tiende a recuperar el espacio perdido, sea por medio de la vegetación que invade la zona o por la caída de materiales sobre la vía.